¿Cuales son las finalidades de la Masonería?

La Masonería es una institución discreta mas que secreta, fundada a base de principios sobre la ley natural, tal y como se encuentran determinados en los antiguos limites “landmarcks”; además lleva impresa una característica de antigüedad tan remota, e irradia sus enseñanzas de filosofía moral tan puras, que le aseguran a su plan progresista, una gran supremacía educativa a la colectividad social, y con ese solo hecho, le queda asegurado el respeto y la veneración de todos los pueblos libres que existen sobre la tierra. 

Su cimentación siempre se ha apoyado sobre bases sólidas, como lo son el descubrimiento de lo que es la propia realidad, como un factor que la encumbró, hasta alcanzar el conocimiento de la verdad, en cuya palabra se encierra, en forma emblemática, la existencia de un ser supremo.

 

Por eso es que, la creencia en la divinidad, el amor al género humano, y su lema de fraternidad universal, forman el gran pedestal que mantiene su ideario, como un manantial 


fecundo de enseñanzas, de ilustración y de progreso, que tantos beneficios ha traído, no sólo a sus miembros sino también a la sociedad y humanidad en general; por esa razón, en todos sus templos, se aprende a hacer el bien, a amar y a respetar, todo lo que la virtud y la razón, consagran en su afán de ilustración universal. 

 

Por tal motivo, dentro del seno de la Masonería, y de acuerdo con sus principios básicos, nos encontramos con que el espíritu de la libertad, la necesidad de obtener la evolución y el anhelo al progreso; destruyen las cadenas de la miseria, de la ignorancia y de la superstición, librando a la humanidad de la explotación y el despotismo, puesto que, lejos de pretender invadir los derechos de los demás o dominar al débil y explotar a los espíritus timoratos; se trabaja constantemente por emancipar y unir estrechamente a la especie humana, por medio de los sublimes lazos del amor fraternal, que permitan lograr impartir con eficacia, los sentimientos de la tolerancia y del bien armónico, cuyos factores vienen a constituir el goce efectivo de una paz duradera; eso es en verdad, lo que el mundo masónico propaga por todos los ámbitos de la tierra, como su única y verdadera inspiración. 

 

Los métodos masónicas contienen todo cuanto puede ser necesario, para formar al hombre social, dotándolo también de las más altas condiciones de moralidad, de ilustración y de ideas independientes; como los principales atributos de su sana educación; para que pueda mar­char a la cabeza de la verdadera civilización, con lo que podrá activar y dirigir el sagrado movimiento propagador, de las luces y co­nocimientos, que armonizan y coordinan su acción, con el espíritu progresista de nuestros tiempos. 

 

Consecuentes con los razonamientos contenidos en los anteriores prin­cipios, la masonería, según la definición oficial, universalmente acep­tada, y contenida en los códigos que rigen nuestra orden; se define como una institución de fraternidad universal, esencialmente filantrópica, filosófica y progresista, la que a su vez, procla­ma también la existencia de un principio creador de la naturaleza, al que nosotros damos el nombre de, Gran Arquitecto del Universo, por cuyo motivo exige asimismo, en las bases fundamentales de sus máximas, principios y enseñanzas, como la tolerancia mutua, el respeto a sí mismo y a los demás, así como una libertad absoluta del pensamiento, de la expresión y de la conciencia. 

 

En consecuencia, las puertas de nuestros templos siempre estarán abiertas, para todos los hombres de buena voluntad, no importa las razas o pueblos a que pertenezcan, la nacionalidad de que dependan, ni tampoco cuáles sean sus opiniones, creencia o fe política que profesen, con tal que sean de ideas liberales, democráticas y sobre todo, de buenas costumbres.    

                              

Nuestra institución se dedica con entusiasmo a la investigación de la verdad, a practicar la moral, a propagar la solidaridad, a trabajar por el mejoramiento material y espiritual, y lograr el perfeccionamiento intelectual, para poder alcanzar el progreso social a que tiene derecho de disfrutar toda la humanidad.

 

La Masonería propaga en forma extensiva entre todos los hombres, obligándolos a mantener los lazos fraternales, que unen a los masones que se encuentran diseminados por toda la superficie de la tierra, con lo que demuestra su lucha incesante por combatir a la ignorancia, la apatía y las pasiones insanas, por eso también constituye, dentro de su propio seno, a la escuela de enseñanzas mutuas, según se establece en los programas de instrucción fundamental, de las ciencias, el simbolismo y la filosofía.

 

Tales son los grandes principios, cuyas enseñanzas jamás debemos olvidar, puesto que quedan grabadas en nuestras mentes, para más tarde llevarlas a la práctica en lo personal y colectivamente, entre todos nues­tros semejantes, para así poder asegurar que: vivir honradamente, es cumplir con nuestros deberes sociales, que obedecer las leyes del país en que se vive, o del que nos brinda su hospitalidad, es cumplir con nuestros deberes cívicos y de asilo; que aplicar la razón y obrar con justicia es un deber de conciencia ineludible para todo ciudadano; que amar a nuestros semejantes, deseándoles el bienes­tar personal, es un deber común entre todos los hombres, la familia y la sociedad; que enseñar al que no sabe, auxiliar al necesitado y proteger al débil son deberes de la humanidad, a lo que todos estamos obligados a cumplir, puesto que sólo de esa manera, podremos alcanzar la meta de nuestra verdadera misión en la vida, des­pués de haber aplicado nuestros medios armónicos, persuasivos y elocuentes, que la práctica nos ha demostrado, para obtener nuestra emancipación, física, material, moral o intelectual a que todo mundo tiene derecho. 

 

La Masonería, honra y dignifica al trabajo, por considerarlo como uno de los atributos más indispensables, para lograr la feli­cidad de los hombres en relación con todas sus actividades, tomando en consideración que, quien realiza sus aspiraciones, siente la satisfacción del deber cumplido, es por eso que nuestra orden, proscribe la ociosidad, combate la ignorancia y educa al hombre, para enseñarle el camino del progreso.

 

Hay que saber y entender, que la influencia de la moral, de la razón y de la justicia, vence a todo aquello que vaya en contra de los derechos, la libertad y los intereses humanos, pues de lo contrario, todos esos factores, pueden lesionar el espíritu de la confraternidad universal que proclamamos.

Ahora bien, si nuestra institución lleva por norma levantar un eleva­do pedestal en honor al trabajo, para indicar que todo entre sus miembros debe ser actividad y progreso, es la razón fundamental por la que da a todos sus iniciados el sublime título de obreros.

 

Por otra parte, la influencia moral que emanan los anteriores con­ceptos, indican claramente que los esfuerzos del hombre, son el medio que emplea para adquirir la justa aplicación de la virtud, como único factor conocido por la opinión filosófica autorizada, y legítimamente admitida por la conciencia de los pueblos, por cuya razón, vemos que en los códigos de las naciones, se les considera como agentes supre­mos, del poder libre y soberano en el ejercicio de su administra­ción, por lo mismo, en esto cifra la masonería su mayor gloria, porque a ella se deben los más grandes triunfos, que con tanta justicia, la han colocado como la primera institución ante las más grandes agrupaciones nacidas del amor a la humanidad, y de su interés por  lograr, el bienestar de todos los pueblos.

 

Finalmente, la Masonería queda definida categóricamente, por su mi­sión desfanatizadora y por su lucha contra el oscurantismo que impera entre las masas populares, ya que está catalogada, como una sociedad eminentemente moral y progresista, cuya labor educati­va se aprecia mediante los siguientes tres grandes atributos conteni­dos en la inteligencia humana, tales son: la moral, la ciencia y la virtud. 

 

Ilustrar a los hombres, cimentando sus conocimientos, bajo un régi­men de instrucción sólida y sobre ideales de positiva enseñanza democrática, es inculcarle los más sanos principios, contenidos en la educación, cuya moral o buenas costumbres, las encon­tramos arraigadas en las ciencias naturales, por eso estamos convencidos del beneficio que se adquiere, haciendo uso, preferentemente de la sana persuasión, que nos viene del buen ejemplo, para así poder llegar hacer comprender a nuestros semejantes, de que no hay mejor bienes­tar, ni más dicha, que la que proporciona la fuerza de la razón, con lo que estamos seguros de lograr establecer en todos sentidos, un régimen de orden, de moralidad y de justicia, logrando por ese solo hecho, una paz armónica, firme y duradera, que tanto anhelamos dentro de la familia, la sociedad y la patria.